RUDOLF WIENAND

Músico y terapeuta sonoro

Nací en 1979 en Austria, hijo de mi padre sudafricano y mi madre austriaca. Empecé a tocar la batería cuando tenía doce años y nunca abandoné la música. Antes de dedicarme por completo a la música, realicé un aprendizaje de herrería y estudié artes experimentales en la Universidad de Artes de Linz, Austria. En mi camino, toqué la batería en una banda de hardcore psicodélico, fui a Cachemira durante seis meses en busca de visiones, viví en Mallorca durante un año y en la Ciudad de México durante doce años. Empecé a realizar terapias de sonido utilizando el didgeridoo en 2002.

En 2007 comencé a trabajar con los diapasones. En México trabajé como terapeuta de sonido independiente y fui el terapeuta de sonido residente en la clínica de neurorehabilitación SERE, bajo la supervisión del Dr. Gregorio Paz, donde me enfoqué principalmente en el tratamiento de problemas neurológicos, especialmente espasticidad e insuficiencia respiratoria. También trabajé como entrenador musical y en la construcción de equipos a través de la música y el sonido en distintas universidades en México (ITAM, IPN) y para empresas privadas. Como terapeuta de sonido, trabajé en Austria en la asociación Lebenshilfe para discapacitados, centrándome nuevamente en la espasticidad, pero también tratando a personas con esquizofrenia paranoide, autismo o trastornos bipolares. En España realicé un programa con la asociación ASPANDEM, tratando a un grupo selecto de personas con espasticidad y otros problemas de salud mental.

Como terapeuta de sonido independiente, trabajé principalmente en problemas físicos, mentales y emocionales como el insomnio, la ansiedad, el TDAH, el dolor crónico, la adicción, la depresión, pacientes en etapa terminal y el duelo. En la actualidad, colaboro como terapeuta de sonido en las clínicas de rehabilitación exclusivas New Life Marbella y Inner Life Recovery Estepona, ofreciendo un programa personalizado de restauración del sueño.

También ofrezco tratamientos privados a domicilio y sesiones en mi estudio en Marbella, además de cursos presenciales y en línea sobre el uso terapéutico de frecuencias sonoras y diapasones.

Creo todas las paisajes sonoros que utilizo en mis cursos, clases y también en los tratamientos individuales desde cero. Principalmente uso sintetizadores y herramientas digitales para crear sonidos con el objetivo de diseñar cada uno de forma individual. Para la composición aplico solo intervalos armónicos puros para garantizar la máxima armonía y compatibilidad con el sistema nervioso. No utilizo escalas cromáticas, las cuales requieren que los centros auditivos en el cerebro realicen un ajuste mínimo para percibirlas como armónicas, ya que no son intervalos naturales, sino que se imponen matemáticamente para estar a la misma distancia exacta entre sí. Por el contrario, los intervalos armónicos naturales son justamente lo que dice su nombre, naturales. La física del sonido muestra una serie de intervalos que surgen a partir de una nota o vibración fundamental, todos en simples razones matemáticas y siempre en perfecta armonía con la frecuencia fundamental de la cual emergen. Los centros auditivos no necesitan realizar ningún ajuste para percibir estos intervalos como armónicos, lo que lleva a un estado de distensión y relajación.

He creado presets de ajuste exclusivos para ajustar la afinación de mis sintetizadores a los fenómenos periódicos naturales de los ciclos astronómicos, con una precisión de 0.05 Hz, con el fin de obtener el mejor resultado posible en los sonidos que creo. También hago uso de diferentes tipos de flautas y Didgeridoos o arpas Kotamo que construyo yo mismo para lograr la mejor precisión de afinación, y puedo utilizar grabaciones de sonidos de la naturaleza, como cantos de pájaros y ballenas, ríos, el oleaje o el sonido de una colmena de abejas. El sonido y la música, técnicamente arraigados en la física y las matemáticas, y creativamente arraigados en el factor humano de la compasión, con el objetivo de expresar armonías naturales en relación con nuestro organismo humano, buscando resonancias cada vez mayores y efectos que mejoren la salud, es mi mayor pasión.

law of the octave

Detrás de las cortinas

Mi trabajo terapéutico con diapasones, al igual que mis composiciones musicales, se basan en las potencias acústicas de fenómenos cíclicos naturales, calculados originalmente por el matemático y musicólogo Hans Cousto. La naturaleza física que rige el sonido y las frecuencias nos permiten transponer la duración de ciclos no audibles y constantemente repetitivos a nuestro rango audible de percepción. El vínculo unificador es la ley física de la octava.

Un ejemplo:

La rotación de la Tierra

Nos toma 24 horas completar una rotación (medida con respecto al Sol).

24 h son 1440 minutos, es decir, 86400 segundos para una rotación o repetición de este fenómeno cíclico particular.

Como el sonido se mide en repeticiones por segundo, Hz, dividimos 1:86400, lo que equivale a 0.00001157 repeticiones por segundo, o Hz.

Ahora podemos transponer esta frecuencia no audible de 0.00001157Hz a través de los intervalos sin fricción de octavas hasta nuestro rango auditivo.

En la 24ª octava obtenemos 194.18Hz. Esta es una potencia acústica de la rotación de la Tierra, una frecuencia en relación armónica perfecta con cómo la Tierra gira alrededor de su propio eje.

Tenemos un cuerpo físico que es el fundamento de toda nuestra experiencia humana, ya sea física, mental, emocional o espiritual.

Nuestro cuerpo está concebido de acuerdo con los movimientos cíclicos de la Tierra, la luna y otros planetas.

Nuestro reloj circadiano interno está sintonizado con los ciclos de día y noche, nuestros niveles hormonales suben y bajan con las fases de la luna, así como con el paso de las estaciones a lo largo del año.

Sintonizarnos con estos ciclos naturales significa volver a nuestro estado natural de ser.

Utilizar estas frecuencias sonoras en nuestro cuerpo es como surfear en las olas de nuestra naturaleza más profunda. En las últimas cuarenta años, cada vez más estudios han mostrado una correlación entre estos ciclos naturales, las frecuencias sonoras correspondientes y los ritmos internos y frecuencias del organismo humano. Desde las cargas eléctricas en reposo en las células nerviosas hasta la actividad de las ondas cerebrales, desde los latidos del corazón hasta la oxigenación de la sangre, desde la digestión hasta las fases del sueño. Somos un reflejo microscópico de la naturaleza macrocósmica que nos rodea, y este sistema solar es un reflejo macroscópico de nuestras bases microscópicas, moleculares y celulares.